El desafío de reinventarnos de la mano de la inteligencia artificial

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Toda organización está permanentemente compelida a enfrentar nuevos desafíos. Y uno de ellos es la inteligencia artificial (IA) que remueve todos los fundamentos culturales, sociales y económicos.

El desafío de reinventarnos en todos los ámbitos – y por cierto el mundo de las bibliotecas no está ajeno- se traduce en evaluar nuestras capacidades para incorporar estas herramientas tanto en los modelos educativos como en las unidades que prestan soporte académico. Varios son los obstáculos que se observan para hacerlo: la resistencia al cambio, la urgencia de lo cotidiano, la inercia de la tradición, el desconocimiento del avance tecnológico, la sensación de que todo esto es moda que va a pasar o el temor a abandonar nuestra zona de confort.

Para abordar debidamente y en conciencia esta temática, existen algunas áreas en las que las instituciones educacionales deberían comenzar a reinventarse, como por ejemplo el modelo educativo; la oferta docente de pre y posgrado; los contenidos curriculares y la relación entre docencia, investigación e innovación.

Dentro de los métodos y modos de aprendizaje de los y las estudiantes -en los que la labor bibliotecaria cumple un rol fundamental de apoyo- consiste en privilegiar el aprendizaje significativo, es decir, construir un proceso de aprendizaje apoyado en el conocimiento previo del estudiante en el que debe incorporar desde ya el manejo de las herramientas de IA.

Esta revolución tecnológica nos obliga a re imaginar y crear ambientes de aprendizaje diversos, fuertemente digitalizados, participativos, dinámicos, multidisciplinares y orientados a la experimentación, presencial y en metaverso. Como ya está ocurriendo en experimentaciones docentes en medicina, arquitectura, ingeniería, entre otras disciplinas, en diversas universidades del mundo.

Como universidad debemos estar preparados para entrar en estos nuevos escenarios. Esto implica asumir el desafío de reinventarnos como docentes e investigadores siendo protagonistas de esta revolución tecnológico-cultural; de lo contrario nos convertiremos en meros espectadores de la revolución en curso y quedaremos fuera de este proceso de creación de conocimiento.